sábado, 29 de noviembre de 2014

Me desperté sobresaltada

Me desperté sobresaltada, con el corazón agitado y con lágrimas en los ojos. Estaba claro que era una pesadilla, pero no recordaba nada. Solo sentía la presión que oprimía mi pecho; necesitaba llorar, aunque no sabía por qué. Me incorporé y me dirigí hacia el cuarto de baño para despejarme y echarme agua en la cara. Volví a la cama y seguí durmiendo. A la noche siguiente se repitió la misma historia, y así sucesivamente, hasta que un día me di cuenta de que aquella pesadilla se estaba haciendo realidad. (Irene Ortiz, 2º ESO A.)