lunes, 3 de marzo de 2014

Historia fantástica

 Un día me desperté y cuando salía de mi casa observé que me encontraba en un lugar en el que todas las casas eran iguales, del mismo color y forma; también las montañas en las que se encontraba la ciudad eran iguales, pero lo que más me sorprendió fue que los habitantes de aquel pueblo tenían el mismo aspecto que yo, hasta se comportaban igual que yo. Me pellizqué para ver si era un sueño; para mi desgracia era tan real como la vida misma. Decidí entonces explorarlo un poco para ver si había algo diferente, y sí que lo había: en un callejón observé a tres clones míos que estaban planeando destruir el mundo provocando un agujero negro que absorbiera la ciudad. No quería que muriera tanta gente inocente y decidí seguirles para ver su laboratorio y detenerlos. Cuando creía que estaba a punto de salvar a la ciudad, un hombre me cogió y me tiró contra una mesa; justo antes de que activara el agujero negro, lancé una silla a los controles y conseguí  romperlos y salir antes de que estallara el laboratorio. 
Detuvieron a los hombres y me  dieron una medalla por lo que hice.Volví a mi auténtico mundo por un portal que ellos hicieron.
(De Ángel Grima, 1º ESO A.)


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