sábado, 9 de noviembre de 2013

    Había una torre en cuya cima se cumplían todos los deseos que se podían pedir. Pero para llegar a la torre se debían pasar unas pruebas y para pasar dichas pruebas había que ser sobrehumano. En el mundo de Irin eso se consideraba un don. Decía la profecía que ser sobrehumano sólo ocurría cada mil años. El reto de ser sobrehumano no era fácil; los únicos que podían abrir la puerta celestial eran los sobrehumanos; pero Baam, un chico normal, consiguió abrir la puerta. ¿Cómo conseguirá Baam sobrevivir a las peligrosas pruebas que le aguardan? (Jesús Morales, 1º ESO A)



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