Los habitantes de la tierra
No somos
diferentes, no somos iguales, no somos parecidos, somos seres vivos. Todos con
un mismo propósito, todos con un mismo destino. Y es que al fin y al cabo todos
somos animales, todos buscamos la conservación de nuestra especie, todos
crecemos y al final todos morimos, y con nosotros mueren nuestros pensamientos,
nuestras costumbres y nuestro viaje por la vida, y nada importa realmente, de
todas formas el viento sopla, y la Tierra gira, y los días pasan, y el amanecer
es un espectáculo hermoso y sin embargo la mayor parte de los animales duermen todavía.
Perspectiva de
un perro:
Vago por las
calles, esquivando gigantes, tengo frío y hambre, cuando el sol está en su
punto más alto, gigantes humildes comparten un pedacito de su comida conmigo,
entonces les sigo, esperando que puedan compartir algo más, pero llegan a sus
refugios, un lugar donde no me permiten el paso, y sigo vagando por las calles.
Encuentro un gigante sentado, un poco maloliente, y con mucho amor, me da
cobijo en su cartón, me permite pasar la noche con él, me ayuda a resguardarme
del frío. Todos los días se repiten, nunca cambian. Hasta que un día, un
gigante me halló enfermo, fue el primer gigante que me permitió el paso a su
refugio. Dentro no tenía frío, sacó una pieza grande y cuadrangular y la dejó
en el suelo, me hizo una señal, dándome a entender que podía tumbarme allí, y
así hice, aquella pieza era la cosa más cómoda en la que había estado nunca.
Ahí comprendí que mi corta vida no volvería a ser igual.
Arianna
Rodríguez Lorenzo. 3ºB
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